Los muros, además de caracterizar el aspecto exterior del edificio y servir de envolvente vertical, principalmente sirven como protección frente a las inclemencias climáticas (lluvia, nieve, calor, frío, etc.). Los muros están expuestos directamente al frío y al calor, en el caso de muros no aislados, las pérdidas de energía a través de estos pueden llegar a ser de hasta un 25% de la energía total en la vivienda, por lo que resulta prioritario el aislamiento de los mismos junto con las cubiertas.